
La grafitera Laila Ajjawi tiene 26 años. Su familia fue desplazada en 1948 de sus tierras en Jenin al crearse el Estado de Israel, y desde entonces se asentaron en el campo de refugiados de Irbid, en Jordania. En una entrevista para la BBC Ajjawi afirma, «el graffiti es como una puerta que se abre directamente hacia la gente en la calle y que habla directamente con todos los transeúntes”.
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